Kolosova B.V
Supervisor: Minakova I.V
La gastronomía española
Uno de los mayores atractivos de España es sin
duda el de su cocina, que es una de las mejores del mundo por la calidad y
variedad de sus productos.
La cocina del norte: El norte es una región húmeda
y lluviosa que otorga una gastronomía muy rica y variada tanto en carnes
como en pescados.
El País Vasco desarrolla una cocina estacional
basada en los fogones familiares, con platos propios como el marmitako (patatas
con bonito) y el txangurro (almejas y centollo).
Asturias proporciona también una cocina similar
si bien con particularidades dignas de mención como la fabada (guiso de
alubias y productos del cerdo), el queso y la sidra (vino de manzana).
Cantabria nos ofrece mucha diversidad en una cocina de
mar y de montaña con productos de gran calidad como la carne de vaca, la
anchoa y los derivados lácteos.
Entre las particularidades de Galicia son dignos de
mención el pote, las caldeiradas, el pulpo, los lácteos y la
repostería.
Variedad y riqueza son los términos que definen
una cocina sencilla, opípara y natural que se nutre de la excelencia de
los productos de la tierra como es la de Aragón, La Rioja y Navarra. Las
frutas y verduras cuentan en sus fértiles valles con un verdadero
paraíso y los espárragos, pimientos, borrajas, cardos así
como los melocotones y las peras, gozan de merecida fama por su exquisita
calidad.
Las patatas, los cogollos y las menestras de verdura o
las legumbres tiernas (pochas) dan lugar a platos que se complementan con sus
riquísimas truchas de los ríos de montaña y sus carnes
preparadas con los peculiares chilindrones y los confits, de influencia
francesa. Postres en los que prima el queso o los lácteos (cuajada),
fruta fresca, chocolatada o en conserva y una larga tradición de panes
de gran calidad completan una gastronomía muy apreciada por todos.
La cocina mediterránea: La cocina
mediterránea asociada a la famosa dieta mediterránea que se
muestra tan beneficiosa para la salud, se basa en la trilogía del trigo,
el olivo y la viña, con otras aportaciones notables como las del arroz,
las legumbres, el ajo, las verduras y hortalizas, el queso y el yogur, los
pescados, carnes y huevos, y las frutas. Cocina tan variada como completa que
en los espacios naturales mediterráneos de España se interpreta
con distintos matices y particularidades.
Cataluña cuenta ya desde la Edad Media con una
cocina rica y refinada que abarca el llano, el mar y la montaña. Una
cocina de la costa con variedad de pescados, mientras que en el interior hay
que destacar la escudella y los asados.
De gran personalidad y contraste es también la
cocina valenciana, que conjuga los platos típicamente
mediterráneos como pescados, verduras y frutas con los del interior
mesetario, como los potajes y guisos de carnes de caza y que tiene en el arroz
su producto estrella con una interminable lista de especialidades: seco,
caldoso o en paella. Dulces, turrones y helados mantienen viva la influencia
arábiga en su cocina.
La cocina de las Islas Baleares tiene en las verduras,
sus pescados (caldereta) y en el cerdo (ensaimadas, sobrasada) sus principales
particularidades, así como en la famosa salsa mayonesa.
El vino es un elemento fundamental en todas y cada una
de las cocinas regionales de España.
Los romanos extendieron el arte de la viticultura que
ha convertido a España en uno de los mayores productores de vino, a la
vez que ha cobrado justa fama por su calidad sujeta hoy a estrictos controles y
variedad (hasta sesenta comarcas vinícolas diferentes).
Entre ellas mencionaremos el vino de Rioja, que por su
aroma, sabor y cuerpo ha obtenido un lugar destacado internacionalmente.
Otras denominaciones de origen muy apreciadas son las
de la Ribera del Duero, el Penedés y La Mancha que han experimentado en
los últimos años un gran avance en la calidad de sus caldos.
El vino de Jerez es un vino andaluz de gran prestigio
internacional, sobre todo en los países anglosajones, y que tiene
distintas variedades (fino, manzanilla, amontillado, dulce y oloroso) capaces
de satisfacer los diferentes gustos.
El cava español o vino espumoso
achampañado tiene su centro principal de producción en la
región catalana del Penedés, si bien se ha extendido en los
últimos años a otras como Castilla.
La cerveza goza hoy de gran consumo en España,
sobre todo como aperitivo fuera de las comidas que acompaña a las
populares tapas en los bares. La cerveza española es rubia y agradable
al paladar, sirviéndose habitualmente muy fría.
Los licores tienen también en España
particularidades dignas de mención. El brandy se produce
fundamentalmente en Andalucía, mientras que aguardientes y orujos se
encuentran repartidos por toda la geografía dando lugar a las celebres
queimadas gallegas, o a las diversas variedades (secos, de hierbas, de cerezas,
con miel) de todo tipo. Los anises, el pacharán de endrinas navarro, y
los licores de frutas son los más apreciados en cuanto a consumo.
Comer en España es uno de los ritos más
agradables de la vida cotidiana.
La variedad y riqueza de su gastronomía
así como el gusto del español por la cultura del plato y el
mantel, hacen que sea muy fácil encontrar, tanto en las grandes ciudades
como en las pequeñas aldeas rurales, un sitio donde comer bien. Desde la
comida casera tradicional a la de los afamados restaurantes de cinco tenedores
(máxima clasificación en un baremo que va de uno a cinco), cada
uno puede encontrar la mejor relación entre precio y calidad de acuerdo
con sus gustos y preferencias.
Los horarios de todas las comidas suelen retrasarse
una hora y media aproximadamente de la media europea, si bien la amplitud de
los horarios de los establecimientos, permiten a cada cliente mantener su
horario habitual.
La carta con los precios suele estar puesta en la
entrada de los restaurantes, que disponen también de un menú del
día con precios habitualmente más reducidos. El servicio va
incluido en el precio de los platos siendo habitual, aunque no obligatorio,
destinar entre un cinco y diez por ciento del total a propina o gratificación
por dicho servicio.
La mayoría de restaurantes suelen cerrar un
día a la semana (el domingo o el lunes), si bien existen numerosos
establecimientos de horario continuado que permiten comer a cualquier hora.